No he de apagar la luz
para pensar en ti: a pleno día
y ande haciendo lo que haga
(deambular por los parques, mirar nubes,
contestar a unas cartas, romper versos,
retener cuanto graban en el contestador,
bromear con el gato, ver que llueve
y apenas lo registran mis calizos terrones
pues que la reja de tu sonreír
hace días que falta),
no afecta a tu presencia cercana o venidera,
eje y razón y fuerza y calor míos.
En las encrucijadas más confusas del sueño
oscuramente sé de tu vivir. Y cuando
la madrugada, a veces, mi dormir interrumpe
anunciando borrasca,
me oriento por el faro
de tu claro vivir siempre al alcance.
Antonio Martínez Sarrión
Preciosa poesia, llena de amor y de dolor también.
ResponderEliminarHe estado leyendo tu perfil y nos gustan casi casi los mismos libros...
Saludos Ana
Querida Ana, la poesía es divina, como tú. En el último libro que he leído decía algo muy real, pasan por nuestra vida 80, 90 o quizás 100 perlas, pero solamente 3 o 4 se convierten en diamantes, tú eres en mi vida uno de ellos y eso es para toda la vida. Bssssssssssss
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