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Mostrando entradas de mayo, 2007

Llueve rojo

Llueve rojo mientras contemplo y escudriño esos charcos de turbios recuerdos Llueve rojo salpicando sobre mis pechos, rodando por mí vientre hasta enredarse en la maraña de mí pubis. Llueve rojo y mis labios pronuncian palabras sobre esas sábanas ahora resecas. Guardo silencio en ese amor atemporal y exprimo esos adverbios complejos. Demasiados deseos haciéndose charcos, charco de lluvia roja ... Por eso hoy pienso y callo y espero en rojo…

Es una lastima que no estés conmigo

Es una lastima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las doce , entrada la madrugada, hora que llaman bruja por estar repleta de magia. Me pongo ante una pantalla blanca y te escribo olvidándome por completo de ese dolor de espalda. Busco palabras que se conviertan en besos y caricias en conjuros cargados de sensaciones dulces y amargas. Es una verdadera lastima que no estés aquí conmigo cuando el día y la noche se funden Y vuelvo a mirar ese reloj y sigue esa misma hora, conservándose intacto ese paisaje que te reclama, en el que podamos prometernos bajo esos crepúsculos neutros que no seré ella, ni tú serás él , por que siempre seguiremos siendo nosotros los que fuimos cuando nos cruzamos en un mismo camino cargados de nuestras propias etapas. Es una lastima que no estés conmigo, una verdadera lastima…

El azar te trajo a mí

El azar te trajo hasta mí, en esta noche en la que evocar quiero a los sentidos. En la que reina el espíritu lunar cómplice de este y otros momentos en los que una especie de sortilegio incubara a esa mujer que llevo dentro. Tu mirada me enaltece y ante ella deseo sucumbir en esta travesía nocturna en la que tu y yo tan sólo somos elementos alquímicos, una aleación intima de dos cuerpos mezcla de deseo y pasión homogéneamente perfecta de la que el amor es su centro.

Pétalos resecos

Caen uno a uno pétalos resecos como gotas de agua sobre esas arrugadas y áridas sábanas que representan una vida Uno a uno lentamente como esos finos granos de arena de un reloj que impasiblemente marca el ayer, marca el hoy, y tal vez este ya marcando un mañana… Despierta, miro esa almohada sobre la que soledad aun duerme y no logro despertarla. Seguirán cayendo pétalos resecos por esas mismas arrugadas y áridas sabanas con aroma de deseos ocultos y al silencio. de todas mis madrugadas.

Momentos con olor a serenidad

Momentos oscilantes. Un tiempo que se detiene sin llegar a detenerse. El día gris y evanescente trae ese café amargo y fuerte, como un sereno rito. Una mecedora vieja que se queja en la que suelo mecerme. Las cortinas intimando se cierran. La luz se aleja poco a poco, ofreciéndome una placentera penumbra. El silencio conversa conmigo. Las sombras se van una a una escondiendo. Siento la ausencia del calor de la palabra sobre este cuerpo hoy deshabitado. Un sorbo y otro sorbo… Llega hasta mí el murmullo de la calle. Me deleito de este estar a solas, prolongando estos momentos en los que pensar en cosas que de verdad me importan. Momentos y tiempo …..

Entre tus manos

M e despierto entre tus manos, frías, sudorosas , calladas… U n bosque de palabras y recuerdos vivos, perdiéndose entre ellos deseos desvanecidos. U na palabra truncada sobre esa pregunta sin respuesta. D ibujar debo ese horizonte tras el que tu te escondes. U n mar te viste de espeso silencio. U n oleaje de azúcar. S uspiros negros. U n volver a empezar, un empezar de nuevo…

Te pertenezco

T e pertenezco desde este mismo instante. Recorre mi cuerpo con tu lengua Tibia, suave salvadora... Escucha mis coagulados gemidos al morderme cada uno de mis pechos, al succionarlos con ansia como un niño. Mi lengua dibujara tus labios. mis caricias rotas lloraran sobre tu desnudo cuerpo. T e pediré que me dejes esa parte de ti con la que pueda renacer de nuevo, como el mayor de los milagros. Empapame de esperanza, al menos por este preciso momento…