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Mostrando entradas de 2009

DE QUÉ HABLA LA MADRUGADA

DE QUÉ HABLA LA MADRUGADA? De nuestro amor en silencio imagino EL MURMULLO EN LA CALZADA Descansa esperando el alba. LOS SILENCIOS DEL LICOR. Adormecen y embriagan DE QUE HABLA LA NOSTALGIA. De noches de blanco satén DE UNA ESTRELLA FUGAZ. De suaves melodías inacabadas HABLAN DE NOSOTROS AMOR MIO Hablan y hablan para luego callar. DE QUE SABEN LAS CALLEJUELAS Saben de todo y de nada, amor mío. Y LA MEMORIA DE LAS VENTANAS Solo de sus vidas frustradas. ANCLADAS EN EL PONIENTE SOL Descansando entre sus cálidos brazos. DE QUE SABEN LOS CRISTALES. De imágenes empañadas. DE LAS PASIONES DIAGONALES De miradas retorcidas o cuadriculadas. SABEN DE NOSOTROS, AMOR MIO No amor mío, de nosotros no saben nada. PORQUÉ VUELVE ÉSTA TRISTEZA. No vuelve si no que regresa. EL DESTINO A NUESTRA MESA El es sabio y nos encuentra. EL SILENCIO DE UNA PROCESION. Sonido de nuestras almas. PORQUÉ VUELVE TODO AL MAR. Por que del mar un día emer

El cuerpo del delito

upe que me engañaba, que algo no marchaba bien. Según él, ya no echaba de menos fumar. Si eso era realmente cierto, qué coño hacía, allí escondido, el paquete de Ducados junto a un montón de colillas envueltas en papel de aluminio . Algo iba mal, sin lugar a dudas. Sentía un palpito que me lo decía. Quizás estoy haciendo una montaña de un grano de arena, pero es que esto pinta bastante mal. Algo terrible debe estar ocurriendole para que rompa su promesa de no volver a fumar. Va a ser mejor que me calme, que deje de sacar las cosas de quicio. La idea de tener que volver a recoger colillas o de tener que airear la casa cada dos por tres me pone … Será mejor que vaya a la cocina a prepararme una infusión de tila, a ver si consigue calmarme y se mitiga mi cabreo. Dios, dios, diossssssss, creo que estoy algo paranoica. Sí, sí lo estoy. Seguro que anda liado con alguna de sus compañeras o tal vez con alguna de sus alumnas, vete tú a saber. Ésa debe ser la causa de que su conci

Imagenes

a plaza se inunda de sonoridades revestidas de armonía. Los árboles han estallado en mil ramas, sobre las que los gorriones hacen equilibrio. La ropa tendida en las ventanas, baila al compás con las que las lleva el aire caliente. El pueblo y sus gentes se encuentran bajo el hipnotismo de la siesta. Las voces de los niños gritan rompiendo el silencio de la tarde. Los segundos, minutos y horas se pasean por las calles. Los viejos que apenas duermen atraviesan la plaza con pasos arrastrados, sentándose a la sombra. Sólo miran, escuchan y esperan. Sus arrugadas y artríticas manos son utilizadas como visera espantan alguna que otra mosca. Un hombre camina solo, enciende un pitillo tras otro y habla entre dientes, cerrando los ojos para sentir mejor el roce del aire. El tiempo es detenido por el silencio de la gente, como si ya nada quedara por pasar. De repente las plañideras campanas de la iglesia, derraman sobre ese pueblo su triste sonido a muerte. Una pregunta pasa de boca en boc

Ligero como el viento

Ligero como el viento volando entre nubes altas mirando desde lo alto, tus pensamientos de plata (de plata fueron es cierto) pero hubo que cambiarlos; eran demasiado claros. Pensamientos así solo pueden estar en el centro de uno mismo o en el eje de los dos. Los cambié por sentimientos del color de la amargura, al enterarme que fuiste un soplo de agua impura; saboreaste conmigo el amor, las ataduras, bajo la luz de la luna. Cerré los ojos y vi el sabor de la locura, cuando supe que tus labios besaban bocas impuras, cambié el brillo de mis ojos; desde entonces lloro pura al acordarme de ti pensando en noches futuras, ligera como la siembra: recuerdo, tus sentimientos y me marcho con la brisa al llegar la primavera, pensando que fuiste mío… Yo me quedé con las penas, y con la luz de la luna, lágrimas caen a la sombra, de alguna primavera. © Igna y Ana d@v

Llovieron para nosotros

L lovieron para nosotros noches exorcizantes, en las que sucumbimos como mortales a esa locura carnal, buscándonos , palpándonos, penetrándonos hasta el infinito, renaciéndonos en cada uno de ésos instantes, calmando esos inexistentes miedos aferrándosen nuestros cuerpos con desesperación. Mis muslos entre los tuyos enzarzados en esa cruzada supurando restos de lo que fuimos, llegando a ese orgasmo reparador. Fertilizándome tu miembro con la humedad del semen liberador. Llovieron noches y noches ….

Creandote

n do recorre el perfil de tus labios, borde que circunda tu boca, como si la fuera creando, entre trazos de deseo. Si cierro lo ojos podré entrar en ella, convertido en lengua que busca enredarse con tu lengua. Tu saliva por unos instantes será la mía y la mía tuya. Creciendo dentro de mi una agitación ausente y en ti un deseo acallado durante años. Nuestras lenguas luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando ligeramente la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene. Despertándose en nosotros ese sentimiento que solía estar adormecido. Te dibujo por ello todo lo que la esperanza nos ofrece, en ese rostro que trasmite con la ayuda de tus ojos, todo lo que temes decirme. Te miro y me miras, como si en ese cruce de miradas pudiéramos encontrarnos sin necesidad de nada más. Una sonrisa se forma en tu rostro. Siento en esa sonrisa una llamada desesperada a la que deseo acudir. Tiemblas ante esta proximidad en la que nos encontramos. Mo

La necesidad de imaginarte

a primera vez que hablé contigo solo por tus palabras, tuve la necesidad de imaginarte. Y cuando por fin más tarde logré ver tu rostro, con esa sonrisa repleta de optimismo, sentí algo muy extraño recorriendo mi cuerpo. Me sentí feliz… No es nada fácil encontrar las palabras necesarias que me ayuden a plasmar ese primer momento, ese primer encuentro, esa primera tarde de un domingo cualquiera, que se convertiría en uno de los domingos mas agradables para mi. A partir de ese primer encuentro, te imaginé junto a mí de mil maneras distintas, esas que a veces te intenté ofrecer convertidas en palabras cargadas de intenciones, de provocaciones. Salidas de labios de una mujer que no logra alejarse de aquella niña que lleva dentro, y que le encanta hacerse presente y hacer de las suyas. Desde ese día mi reto fue seducirte con mis poesías o con mis relatos, pero sobre todo, con esas palabras que voy derramando en tu cuerpo cuando tu y yo estamos aquí solos, en este receptácul

Siete veletas y una direción

eras mi querido niño, voy a contarte algo sobre siete veletas, que imagino te va a gustar. Eran sensibles, justicieras, inquietas y con una gran fantasía he imaginación. Érase una vez…, Una de esas veletas, había sido creada con un problema de inmovilidad, por lo que no podía girar sus brazos en la dirección de los vientos de la vida. Sintiéndose con el paso de los años muy desgraciada por no poder jugar o bailar a lomos de los vientos como veía hacer a las otras veletas en sus tejados. Pensó que ellas lograban rozar esa tan ansiada felicidad. Llegó ha hacer de esa inmovilidad la causa de todas y cada una de sus desgracias. Una gran excusa para ir dejándose caer en una especie de letargo. Pero con el tiempo, llegaría a descubrir lo equivocada que había vivido con respecto a esa felicidad que tanto la obsesionaba. Llegando a aprender a valorar aquellas cosas que habían pasado inadvertidas para ella. Voló en cada una de las líneas de los montones de libros, que la llevarían hasta lugares

Este cuento se va acabando

ste cuento se va acabando, puedo escuchar su caminar arrastrado en ese pasarse la vida esperando. Remonto con ese silencio que nace en la garganta y muere entre notas y ntas de jazz..., que se convierte en una añorada nana. Dejenme escribir una nueva poesia aunque sus palabras hoy puedan desteñir de desesperanza. Dejenme volver a meterlas en una botella de vidrio como aquella otra que hace tiempo lancé al oceano de las ilusiones hoy el de las causas perdidas.

A mi admirado amigo Vicente Ferrer

Querido amigo Ferrer, imagino que habrás tenido el recibimiento que te mereces en ese lugar al que la edad y la enfermedad junto con el cansancio te han enviado. Aquí en en este pais mullticolor como variopinto has dejado muy tristes , sobre todo en y Anantapur donde has vivido durante tantos años. con tu marcha les has dejado ese gran vacío que sera casi imposible de llenar , aun siguiendo tus pasos, tus enseñanzas. Tus niños esos angelotes de grandes ojos con alas invisibles, hoy cantan por esa marcha. De la profundidaz de sus miradas surgen las notas de ese cantico por todos desconocido. Desde ese silencio sobre el que a veces viven , desde esa tierra revestida de penuria en la que muren prematuramente sus ilusiones y sueños. Anantapur , tu esposa Ana y tu hijo, han quedado desolados , se han quedado sin marido, padre , hermano , compañero, AMIGO. Algunos de tus sueños se han ido haciendo realidad , como la de “En cada pueblo una escuela” y ot

Quiero escribir un cuento ...,

uiero contar un cuento, aunque no tengo nada claro cómo empezarlo. Por lo que he podido ver, hasta en este tipo de cosas todo a cambiado. los inicios , los finales y hasta en las formas . Desearía montar al lomo de un precioso cuento y correr sintiendo en el rostro la caricia de una brisa o el azote del viento, diciéndome , estas viva , estas viva...., atravesar este y aquel lugar , subir colinas inciertas , dejarme arrastrar por una realidad nada real. Si consiguiera escribir un cuento y enredarme entre sus hilos , tal vez podría sentir la emoción de haber hecho algo que merecía la pena. Puede ser que ese cuento no llegara o llegase a seducir a ningún lector , subiéndose sobre el lomo de ese precioso caballo blanco al que le faltaba un ala , solo una para poder alzar el vuelo y llevarle tan lejos como pudiera ser el deseo de su jinete. O quizás era al lomo de un pequeño unicornio al que tras haber resbalado de entre las manos de una niña , que lo estaba acariciando con su mi

Con la madrugada

Con el silencio llega la madrugada, majestuosa, incitadora, para iniciar su velada; esparciendo olorosos pensamientos. Lluvia de caricias recordadas caen sobre mi blanca piel deshojada, esa que fue fulgurante porcelana. Manos fantasmas me recorren, perdiéndose en todas aquellos recodos que mi cuerpo guarda. Caricias difusas que despiertan en mí el deseo de que se perpetuarizarán.

Cuento

oy una amiga de tu madre. No sé si has oído hablar a tu mamá de Las amigas Clarisas, ésas a las que les gusta escribir cuentos y se reúnen de vez en cuando. Todas quedamos en escribir un cuento especialmente para ti y regalártelo este día. Yo no he podido hacerlo y lo siento, últimamente estoy algo vaga. Pero espera, que he de contarte algo que me ha ocurrido esta última semana y que te va a sorprender tanto como me ocurrió a mí , verás… Hace unas noches me puse delante del ordenador dispuesta a escribirte ese cuento. Estuve pensando en qué tipo de historia podría gustarte. Pero mi imaginación se negó a ayudarme, desde hace tiempo no da palo al agua ¿sabes?. Decidí ponerme a buscar en internet en páginas para niños. Búsqueda que curiosamente me llevó hasta el mundo de los seres diminutos como son los duendes, elfos, gnomos, hadas, etc… _ ¿Que por qué digo curiosamente? Calla y verás. Hacia tantos años que no leía nada sobre ese mundo tan maravilloso y fantástico, que su lectura fue

Escapar

e gustaría escapar, escapar de esta cama que me tiene atrapada. Escapar unos minutos de su recuerdo. Quisiera dormir… La casa huele a él. Esta cama huele a él. Toda su ropa sigue en el armario junto a la mía. Necesito dormir. Cerrar los ojos y dormir. Escapar tras esa oscuridad seductora que se encuentra tras mis párpados. Esconderme bajo la ropa de la cama, en posición fetal y esperar que el tiempo pase. Sobre todo no quiero pensar, sólo dormir, tan sólo eso. Todos me dicen que he de sobreponerme. Todos me dicen que no puedo continuar así, encerrada entre estas cuatro paredes. Todos me dicen que la vida continúa. No saben lo que dicen, no imaginan ni por un segundo, lo que duele su ausencia, el haberlo perdido. El deslizar mi mano por la cama buscando el calor de su cuerpo y sólo encontrarme con la frialdad de las sabanas y ese vacío. El abrir los ojos angustiada al recordar que a muerto. Es cierto que ahí fuera la vida sigue. Pero aquí todo ha cambiado tanto... Ya nada es igual, ya

Déjame regresar a Albanta..

uenas noches cariño, vengo a pedirte, que por favor me refugies entre tus brazos, que me aprietes con fuerza. No, no te inquietes, no me ocurre nada, que no me haya pasado otras veces. No, no digas nada, tan sólo déjame quedarme entre tus brazos, es lo único que deseo en éstos momentos. ¿Escuchas esa canción? si, es aquella que tanto nos gustaba de Aúte, yo la desconocía, como tantas otras cosas. La escuchamos en un tiempo en el que lo real se convertiría en irreal o tal vez fuera al revés, no lo sé. Cuántas veces nos poníamos de acuerdo para darle al play y escucharla los dos a la vez, como si no hubiera distancia alguna entre nosotros. Parecía todo tan fácil, tan abstracto y por ello tan maravilloso, el podernos escapar a un lugar así como este, tan seductor para gente como tu y yo, que sufríamos situaciones, momentos y eternidades similares… Ese era el lugar , el refugio donde poder escaparnos en momentos oscuros. Yo sé que allí, allí donde tu dices, vuelan las alas