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Fotografía. La belleza que esconde el blanco y negro



Pavel Titovich: Fotógrafo ruso (nacido en 1983 en Belgorod) cuyo trabajo está centrado casi exclusivamente en la figura humana ...











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Vino y Rosas

iempre me gustó verlo dormir. Lo hice durante mucho tiempo a través de la abertura de la puerta de su dormitorio. Dormía y duerme desnudo. Desde mí escondite podía disfrutar de su cuerpo. Acariciaba con mis manos de adolescente virgen su espalda velluda con sumo cuidado, como si temiera despertarlo. Me deslizaría suavemente hasta sus nalgas. Yendo y viniendo por cada una de las partes expuestas a mí mirada curiosa y excitada. Es un ritual que el desconoce, que inicié no hace mucho y que he ido perfeccionando con el tiempo. Con ese hombre llegué a sentir cómo mí cuerpo de niña se alejaba, dejando en su lugar el de una adolescente que no lo veía como su padrastro, si no cómo hombre. Su cuerpo tenía la fuerza de perturbarme hasta humedecerme. Y no su cuerpo sino la brisa sudorosa que emanaba de sus poros. Mis manos necesitaban perderse bajo mí camisón y acariciar ese púbis casi infantil y adentrarse en ese sexo que parecía contener en sus profundidades un fuego en...

Con uno de mis dedos

Con uno de mis dedos, rozo tus labios, dibujar tu boca intento. Cerrando los ojos te pienso siguiendo la línea con mi dedo, con el pensamiento te palpo. En tu rostro se dibuja una sonrisa, que por azar  es la que busco. La libertad entre mis dedos crea pinceladas de luces, hago nacer los ojos que deseo. Siguiendo los pasos ciegos sobre tu piel de lienzo , se derraman colores de deseo, entre caricias disuelto. Me miras, de cerca me miras, pero yo no te veo, solo te siento con el pincel de mis dedos jugamos tan solo a tocarnos. Nos miramos cada vez más de cerca yo, siempre con los ojos cerrados. Superponiéndose  sensaciones, de colores inciertos en respiraciones agitadas, se confunden nuestros cuerpos. Nuestras bocas se reencuentran mordiéndose con los labios, sabores de deseo degustamos perfumes de amores viejos, jugando en sus recintos. El silencio limpia nuestras frentes, sudorosas de trementina y óleo. Entonces mis manos buscan hundirse en tu enmarañado cabello...

LA IMAGEN EQUIVOCADA

josé-chávez-morado-cristo,-la-pasión-de-los-pobres ¿De qué quiere usted la imagen? - Preguntó el imaginero- Tenemos santos de pino, Hay imágenes de yeso. Mire este Cristo yacente, madera de puro cedro. Depende de quién la encarga: una familia, o un templo, o si el único objetivo es ponerla en un museo - Déjeme, pues, que le explique lo que de verdad deseo: Yo necesito una imagen del Jesús el galileo que refleje su fracaso intentando un mundo nuevo, que conmueva las conciencias y cambie los pensamientos. Yo no la quiero encerrada en iglesias ni conventos, ni en casa de una familia para presidir sus rezos. No es para llevarla en andas cargada por costaleros. Yo quiero una imagen viva de un Jesús hombre, sufriendo que ilumine a quien la mire el corazón y el cerebro, que den ganas de bajarlo de su cruz y del tormento, y quien contemple esa imagen no quede mirando un muerto ni que con ojos de artista solo contemple un objeto ante el que exclame admirado: “¡qué torturado más bello!” -Perdóne...