Con uno de mis dedos, rozo tus labios,
dibujar tu boca intento.
Cerrando los ojos te pienso
siguiendo la línea con mi dedo,
con el pensamiento te palpo.
En tu rostro se dibuja una sonrisa,
que por azar es la que busco.
La libertad entre mis dedos
crea pinceladas de luces,
hago nacer los ojos que deseo.
Siguiendo los pasos ciegos
sobre tu piel de lienzo ,
se derraman colores de deseo,
entre caricias disuelto.
Me miras, de cerca me miras,
pero yo no te veo, solo te siento
con el pincel de mis dedos
jugamos tan solo a tocarnos.
Nos miramos cada vez más de cerca
yo, siempre con los ojos cerrados.
Superponiéndose sensaciones,
de colores inciertos
en respiraciones agitadas,
se confunden nuestros cuerpos.
Nuestras bocas se reencuentran
mordiéndose con los labios,
sabores de deseo degustamos
perfumes de amores viejos,
jugando en sus recintos.
El silencio limpia nuestras frentes,
sudorosas de trementina y óleo.
Entonces mis manos buscan
hundirse en tu enmarañado cabello ,
mientras nos besamos
siembro con mi boca llena de flores
los colores y su fragancia.
Nos mordemos, el dolor es dulce,
arrebolándose, nuestros rostros
con una muerte bella e instantánea.
Te siento temblar contra mí
dejando los jadeos silenciados
quedando nuestros cuerpos
como la luna descansa sobre el agua.
dibujar tu boca intento.
Cerrando los ojos te pienso
siguiendo la línea con mi dedo,
con el pensamiento te palpo.
En tu rostro se dibuja una sonrisa,
que por azar es la que busco.
La libertad entre mis dedos
crea pinceladas de luces,
hago nacer los ojos que deseo.
Siguiendo los pasos ciegos
sobre tu piel de lienzo ,
se derraman colores de deseo,
entre caricias disuelto.
Me miras, de cerca me miras,
pero yo no te veo, solo te siento
con el pincel de mis dedos
jugamos tan solo a tocarnos.
Nos miramos cada vez más de cerca
yo, siempre con los ojos cerrados.
Superponiéndose sensaciones,
de colores inciertos
en respiraciones agitadas,
se confunden nuestros cuerpos.
Nuestras bocas se reencuentran
mordiéndose con los labios,
sabores de deseo degustamos
perfumes de amores viejos,
jugando en sus recintos.
El silencio limpia nuestras frentes,
sudorosas de trementina y óleo.
Entonces mis manos buscan
hundirse en tu enmarañado cabello ,
mientras nos besamos
siembro con mi boca llena de flores
los colores y su fragancia.
Nos mordemos, el dolor es dulce,
arrebolándose, nuestros rostros
con una muerte bella e instantánea.
Te siento temblar contra mí
dejando los jadeos silenciados
quedando nuestros cuerpos
como la luna descansa sobre el agua.
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