os dioses envidiosos de nuestro amor, decidieron convertir
tu cuerpo en piedra. Te busqué en las noches. Grité inutilmente tu nombre , respondiendome tan solo el oscuro silencio, de las frías noches. Tanta soledad arrancó las lagrimas de mis
ojos , que cayeron sobre tu piel, sin yo saberlo.
Asi fueron pasando los dias y las noches , hasta que los dioses tuvieron clemencia de mí, creando de mi cuerpo una cordillera.
Asi fueron pasando los dias y las noches , hasta que los dioses tuvieron clemencia de mí, creando de mi cuerpo una cordillera.
Sería una mujer eternamente dormida,
decían mientras se reían entre ellos? Menos uno, al que le dolió mí soledad,
yendo hasta ti despertándote. Te dijo sin palabras donde me encontrarías
dormida. Entregándote de nuevo los sentidos, para lograr una noche de amor. De
esa unión brotaron ríos, manantiales, bosques, bellos mantos de flores, miles
de animales y preciosos astros sobre el cielo que serían testigos de lo
nuestro.
Ya se sabe que los poderosos lo quieren todo, aunque en el camino podamos encontrar alguno mas compasivo,,,seguro que nos pide algo a cambio...
ResponderEliminarUn abrazo