n do recorre el perfil de tus labios, borde que circunda tu boca, como si la fuera creando, entre trazos de deseo. Si cierro lo ojos podré entrar en ella, convertido en lengua que busca enredarse con tu lengua. Tu saliva por unos instantes será la mía y la mía tuya. Creciendo dentro de mi una agitación ausente y en ti un deseo acallado durante años.
Nuestras lenguas luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando ligeramente la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene.
Despertándose en nosotros ese sentimiento que solía estar adormecido.
Te dibujo por ello todo lo que la esperanza nos ofrece, en ese rostro que trasmite con la ayuda de tus ojos, todo lo que temes decirme.
Te miro y me miras, como si en ese cruce de miradas pudiéramos encontrarnos sin necesidad de nada más.
Una sonrisa se forma en tu rostro. Siento en esa sonrisa una llamada desesperada a la que deseo acudir.
Tiemblas ante esta proximidad en la que nos encontramos. Momento en el que tus manos buscan hundirse en mi cabello, acariciar lentamente su profundidad mientras nos besamos como si temiéramos que tras todo eso, se escondiera un final.
Una fragancia oscura nos envuelve, impregnándonos de esa ambigüedad que nos recorre de deseo y temor. Tú temes que yo pueda..... Yo temo que tal vez tu …., fraguándose en ese encuentro una perenne duda.
Te deseo revestido de ese aroma tan tuya. Te necesito tanto como tu a mi. Este momento esta construido de una locura conspiradora, que no sabemos de que esta hecha, tal vez tan solo de sortilegios atrasados que han estado ahí para nosotros....
Con uno de mis dedos, rozo tus labios, dibujar tu boca intento. Cerrando los ojos te pienso siguiendo la línea con mi dedo, con el pensamiento te palpo. En tu rostro se dibuja una sonrisa, que por azar es la que busco. La libertad entre mis dedos crea pinceladas de luces, hago nacer los ojos que deseo. Siguiendo los pasos ciegos sobre tu piel de lienzo , se derraman colores de deseo, entre caricias disuelto. Me miras, de cerca me miras, pero yo no te veo, solo te siento con el pincel de mis dedos jugamos tan solo a tocarnos. Nos miramos cada vez más de cerca yo, siempre con los ojos cerrados. Superponiéndose sensaciones, de colores inciertos en respiraciones agitadas, se confunden nuestros cuerpos. Nuestras bocas se reencuentran mordiéndose con los labios, sabores de deseo degustamos perfumes de amores viejos, jugando en sus recintos. El silencio limpia nuestras frentes, sudorosas de trementina y óleo. Entonces mis manos buscan hundirse en tu enmarañado cabello...
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