Ir al contenido principal

La carta de un adolescente a sus padres


La carta de un adolescente a sus padres: 
 "Necesito pelear, que sobreviváis a que os odie y que no os rindáis" 

Querido padre / madre,
.Esta es la carta que quisiera poderte escribir. 
 Hablo de la batalla que estamos combatiendo ahora, en este momento lo necesito. Tengo necesidad de esta batalla. No puedo decírtelo porque no tengo las palabras justas y si también te lo dijera no tendría ningún sentido. Pero tengo necesidad de esta lucha. Desesperadamente. Tengo necesidad de odiarte. Tengo necesidad que sobrevivas a mi odio por ti y a tu odio por mi. Tengo necesidad de esta lucha incluso si soy el primero en odiarla. No importa que cosa ha sido a desencadenar la batalla: el toque de queda, las tareas de casa, mi habitación desastrosa, el salir, el quedar en casa, el estar o no estar, la novia, el novio, el no tener amigos, el hecho de tenerme prisionero. Tengo necesidad de luchar contigo y que tu combatas conmigo. Tengo una necesidad desesperada que tu tengas la otra extremidad de la cuerda. Que tu la tengas tirante cuando yo la tiro del otro lado - mientras encuentro nuevos apoyos para las manos y para los pies en este mundo nuevo. Un tiempo sabia quien era, quien eras tu, donde estaba. Pero ahora no lo se mas. En este momento estoy buscando mis confines y a menudo logro encontrarlo solo cuando me desencuentro de ti. Entonces siento que existo y puedo respirar por un minuto. Lo se que te falta tanto aquel dulce niño que era. Lo se porque también a mi me falta, y esta ausencia es una cosa muy dolorosa para mi. Tengo necesidad de esta batalla y tengo necesidad de ver que por cuanto malos y amplificados sean mis humores, ellos no nos destruirán ni a mi ni a ti. Tengo necesidad que tu ames incluso cuando me doy apoyo en mi, incluso cuando parece que no te quiero mucho. Se que da asco estar vestido de mala persona. Me siento del mismo modo, pero tengo necesidad que tu lo toleres incluso haciéndote ayudar de otros adultos. Porque yo no puedo hacer nada ahora. Habla a mis espaldas de los problemas con un adolescente, pero no cedas. No te rindas. Te necesito. Esta es la batalla que me enseñara que mi sombra no es mas grande de mi luz. Esta es la batalla que me enseñara que los malos humores no significan el final de la relación. Esta es la batalla que me enseñara a escucharme a mi mismo. Esta batalla terminara. Como cada temporal, que ira mas allá. Me olvidare y lo mismo harás tu. Quizás vuelva y entonces tendré necesidad que tu vuelvas a tomar la extremidad de la cuerda. Tendré necesidad todavía por años y años. Se que no hay nada de gratificante para ti en esta tarea. Se que no te podre agradecer jamas lo suficiente y que ni siquiera reconoceré tu duro trabajo. Mas bien, te criticare por todo aquello en lo que te has equivocado. Entonces, confiare de nuevo en tu habilidad de sostener la batalla. No importa cuanto yo discuta, cuanto yo me lamente. Ni siquiera por cuanto tiempo quede en silencio. Por favor, quédate del otro lado de la cuerda. Y debes saber que tu estas haciendo el trabajo mas importante que cualquiera pueda hacer por mi en este momento. 
 Te quiero mucho. 
 Tu adolescente.

Gretchen Schmelzer es licenciada en Psicología por la Facultad de Medicina de Harvard. Explica que ella misma es una superviviente de una situación traumática, y trabaja desde hace 25 años en los complejos temas del trauma, la integración y el cambio de comportamiento. Su experiencia y su formación fueron la base para escribir 'El viaje a través del trauma'. 
La adolescencia es una época vital convulsa en el que el cuerpo a través de las hormonas y el cerebro a través de la llamada poda sináptica sufren cambios vitales de cara al desarrollo posterior. La relación con los padres se complica porque es una fase caracterizada por la necesidad de la relación con sus iguales y de ampliación social lejos de núcleo familiar. 
Las características de la época y lo que siente un joven en esa etapa de la vida queda reflejado en la carta que Schmelzer escribió en boca de adolescente para que los padres entiendan por qué su hijo se comporta como se comporta en ocasiones. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Con uno de mis dedos

Con uno de mis dedos, rozo tus labios, dibujar tu boca intento. Cerrando los ojos te pienso siguiendo la línea con mi dedo, con el pensamiento te palpo. En tu rostro se dibuja una sonrisa, que por azar  es la que busco. La libertad entre mis dedos crea pinceladas de luces, hago nacer los ojos que deseo. Siguiendo los pasos ciegos sobre tu piel de lienzo , se derraman colores de deseo, entre caricias disuelto. Me miras, de cerca me miras, pero yo no te veo, solo te siento con el pincel de mis dedos jugamos tan solo a tocarnos. Nos miramos cada vez más de cerca yo, siempre con los ojos cerrados. Superponiéndose  sensaciones, de colores inciertos en respiraciones agitadas, se confunden nuestros cuerpos. Nuestras bocas se reencuentran mordiéndose con los labios, sabores de deseo degustamos perfumes de amores viejos, jugando en sus recintos. El silencio limpia nuestras frentes, sudorosas de trementina y óleo. Entonces mis manos buscan hundirse en tu enmarañado cabello...

¡Que los Sabios Majos nos apapachen!

Siempre tuve dudas con respecto a la tradición de los Reyes Magos: mi hija, Mohammed, sobrinos, etc... Pero mi padre me había transmitido con tanta pasión la ceremonia de escribir la carta, limpiar los zapatos, colocarlos en la salita, que entonces también era cocina y comedor, y despertarnos temprano el día 6, que , cuando supe cual era la realidad y de donde procedían los regalos, mi padre dejaba de fumar una temporada para ayudar al ahorro, él y mi madre economizaban para que, al menos, una petición de cada uno se cumpliese, no lo superé muy bien. Alrededor de los 12 años, comenzaron a contar conmigo para la complicidad de los preparativos, y mi padre, a quien le gustaba Baltasar porque siempre fue del sur, me llevaba de la mano a buscar el pentotal de la ilusión de los 3 chiquitines. Una vez, a las 10 de la noche del día 5 de enero, se dio cuenta de que faltaban las pilas de la moto pedida por Juan. Y los dos, abrigo y bufanda colocados a toda prisa, salimos en busca de una ferrete...

Abracadabra

Yo suelo invocar una palabra, una palabra mágica, una palabra abrepuertas, que es, quizá, la más universal de todas. Es la palabra abracadabra, que en hebreo antiguo significa: Envía tu fuego hasta el final. A modo de homenaje a todos los fuegos caminantes, que van abriendo puertas por los caminos del mundo, la repito ahora: Caminantes de la justicia,  portadores del fuego sagrado,  ¡abracadabra, compañeros! Autor :  Eduardo Galeano