uerdo provocativamente una manzana, confiriendose en mi boca y en mis labios su carne, su jugo . Le miro, le observo y siento como su mirada de océano en calma al recorrerme me inflama. No dejo de mirarlo y adivino en las canas que lo acompañan desde hace años, su vida. Sus ojos azulados no se despegan de mí. Me siento atraida , hipnotizada. Acerco la manzana a mi nariz , su aroma me resulta tan agradable, que sigo masticando esta fruta que no deja de danzar en mi boca, impregnadola de ese jugo tan acido. Cierro los ojos para sumergirme en el sabor , siento que nunca he disfrutado de otra manzana como lo estoy haciendo de esta. Abro mis ojos y me vuelvo a reencontrar sus ojos , con su piel blanca mediterránea, el calor del verano hace que gotas de sudor corran por mi espalda . Se acerca despacio, bajo la calma que le viste... Yo todavía con el sabo...