Yo no soy yo, si no ella.
Cuando le remuerden los días,
cuando las noches le pesan.
Desde fuera la observo,
descifrando sus miradas.
Palabras sin voz le escucho,
mientras llora con sus risas.
Dejando en su rostro a una niña
que esperando esta escondida.
Yo no se quien soy, en ella.
Adornando su vida cada día
de un ramo de sus pensamientos.
Sentándose sobre su calma
amanecer al alba espera.
Pero ella no soy yo,
no la conozco a ella.
Cuando le remuerden los días,
cuando las noches le pesan.
Desde fuera la observo,
descifrando sus miradas.
Palabras sin voz le escucho,
mientras llora con sus risas.
Dejando en su rostro a una niña
que esperando esta escondida.
Yo no se quien soy, en ella.
Adornando su vida cada día
de un ramo de sus pensamientos.
Sentándose sobre su calma
amanecer al alba espera.
Pero ella no soy yo,
no la conozco a ella.
Dejo en este post mis huellas de días pasados.
ResponderEliminarFuerza desgarradora en tus versos, y la verdad cierta nota de tristeza. Mi querida amiga Ana, me alegro de que seas capaz de escribir con la mismas ganas cada día.
Juan Lucas.
Con toda la fuerza, te asoman todos tus poemas, y amiga del alma, todos son preciosos.
ResponderEliminarCavilando aunque no quiera.
Besos Ana.
Amiga, amiga ...... aquí la palabra amiga tiene un sonido distinto, distinto, muy , muy distinto. Gracias Juan Lucas, gracias Ignacio por utilizar esa palabra conmigo, no sé si soy merecedora de ella. Besos.
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