Siempre tuve dudas con respecto a la tradición de los Reyes Magos: mi hija, Mohammed, sobrinos, etc... Pero mi padre me había transmitido con tanta pasión la ceremonia de escribir la carta, limpiar los zapatos, colocarlos en la salita, que entonces también era cocina y comedor, y despertarnos temprano el día 6, que , cuando supe cual era la realidad y de donde procedían los regalos, mi padre dejaba de fumar una temporada para ayudar al ahorro, él y mi madre economizaban para que, al menos, una petición de cada uno se cumpliese, no lo superé muy bien. Alrededor de los 12 años, comenzaron a contar conmigo para la complicidad de los preparativos, y mi padre, a quien le gustaba Baltasar porque siempre fue del sur, me llevaba de la mano a buscar el pentotal de la ilusión de los 3 chiquitines. Una vez, a las 10 de la noche del día 5 de enero, se dio cuenta de que faltaban las pilas de la moto pedida por Juan. Y los dos, abrigo y bufanda colocados a toda prisa, salimos en busca de una ferrete...
Es bellísimo el poema, me gusta sobre todo el último, esa contradicción aparente que encierra un sentimiento que me es conocido.
ResponderEliminarTe felicito.
Un beso.
Algo que hubo... aunque nunca existió...
ResponderEliminarTus palabras, estos versos... traen de nuevo a mi mente palabras, gestos, miradas... de la persona a quien tanto y tanto amo... aunque nunca existió.
Juan Lucas.
P.D.
Con tu permiso te incluiré "entre todasl as mujeres", si por cualquier motivo no quisieras dímelo.