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Mostrando entradas de marzo, 2007
S i te vas, los árboles del parque que hay enfrente de casa seguirán creciendo, seguirán cambiando sus ramajes y  sus  tonalidades, aunque vaya pasando los años. Se vestirán con los ropajes de cada una de las estaciones del año. Todo seguirá su transcurso natural, aunque yo me encuentre en este retiro, en este aislamiento ya para mi tan familiar. D esde mi ventana podré ver cada uno de esos cambios, con su colorido y fragancia. Se unirán nuevas soledades, se dirán mentiras, seguiremos como si nada hubiera ocurrido. Tú sonreirás cuando vayas en tu coche conduciendo hasta otro nuevo destino. Y o intentare escribir algo bonito, acomodada en esta vida de la que nunca he salido. Intentare no alimentarme de tus recuerdos, luchare por ello, pues temo que no pueda conseguirlo y reencarnarme en una de esas mujeres a las que acusan de estar locas, que caminan solas perdidas en su propio universo, ese en el que se encuentra a diario con aquel amor que no quiso reconocer que había...

Revolviendo en mi baúl encontre esto

Esto digo aunque no pienso, puede ahora en sentimientos, sin querer decir "lo dije", lo dije porque lo siento, y no me arrepiento, de lágrimas derramadas por solo decir te quiero. E sta carta no es solo mía, tiene dueño. Pertenece al que escribió, fundido en nuestros recuerdos: Puede que Ana se arrepienta, pero, ¿qué será del resto? C on lo frágil, ¿que me siento? En el amor descubierto. D ejará su dueño sus palabras rotas dentro de éste infierno? M iro hacía el horizonte todo azul, todo nuestro, todo nuestro alrededor, y mi cuerpo ante tu cuerpo, y es en ese momento cuando me olvido de todo, de los sueños, de tesoros, de apartarme de éste puerto. Flores que hoy me acompaña mi dueño. Y no quiero desperdiciar un minuto flotan por el viento y comparto estos instantes con la persona que sueño, y quito del pensamiento, las roturas de esa carta. P orque esa carta es del dueño, una promesa cumplida sin tentaciones ni ensueños. Navega velero corre que el viento nos acompañ...

Sueños carnales

S ueños carnales, que derraman sobre nosotros aquellos pudores he ingenuidades que van sazonandonos, avivando mas la sed de las caricias. B esos que se encuentran en los labios húmedos B esos que muerden hasta hacer sangre, metamorfoseando el deseo. N uestra carne sangra y solloza. por sus recuerdos y sus penas. L ocura de los enervamientos repetidos, vibran bajo el yugo de los sentidos.

Ella y no yo

Y o no soy yo, si no ella. C uando le remuerden los días, cuando las noches le pesan. D esde fuera la observo, descifrando sus miradas. P alabras sin voz le escucho, mientras llora con sus risas. D ejando en su rostro a una niña que esperando esta escondida. Y o no se quien soy, en ella. A dornando su vida cada día de un ramo de sus pensamientos. S entándose sobre su calma amanecer al alba espera. P ero ella no soy yo, no la conozco a ella.

Una mujer, cualquier mujer, tu misma...

D esnuda,sentada sobre la cama. U n espejo escupe la imagen de una bella mujer marchitándose… U na espalda encorvada, sus ahora descolgajados pechos fueron desafiantes y altivos en otros tiempos . U na habitación en penumbra tornasolada por grises matices deslizándose por las paredes. Sombra espectrales, asoman por entre los muebles. T odo en esa mujer es cansancio derramado sobre su piel ahora ajada. S us doloridas y deformadas manos recorren partes de su cuerpo. Ese vientre ahora flácido que de vida fue el receptáculo, germinando en el a sus hijos por los que había reído y llorado. E se dormitorio le va pareciendo cada día más frío y oscuro. Y a sólo quedan recuerdos, noches de amor y pasión que en rutina se convirtieron, pesadillas, sueños una vida y tantos momentos. D espedidas amargas.

sin ti...

L a noche me trae tu esencia, la almohada acaricia mi rostro, imitando a cada una de tus manos. E n mi cama vacía, un reproche, nunca creí en esta ausencia, aunque en tu aroma, la traías cada vez que yo te respiraba; cuando escondía mi cara en el hueco de tu cuello, en esa esencia tan rara... U n rayo de luz entra por la ventana te busco, en esa ausencia en las sábanas impregnada. E xtiendo los brazos, busco tu mano... Pero todo es inútil, todo es en vano. Busco anhelante tus labios, tu imagen se me escapa. M e revuelvo asustada, salto de la cama, corro por el cuarto, voy a la ventana... ¿ D onde están tus manos, donde tus labios, si yo los necesitara? Y siento en medio un dolor, la noche me sabe a veneno, ansío tus besos y caricias, y la almohada de tu pecho, sin ti... N o tengo nada...

Mujer de labios violetas

E sa mujer de labios violeta de puntillas se desliza, sobre una flora de sueños la fina lluvia de hilos de cobre se enreda en su cabellera. B lancos unicornios pastan entre miles de enredaderas, mientras las ninfas danzan jugando a la gallinita ciega. L a mujer de labios color violeta de tez brillante y nacarada toda vestida de madreperlas, muestra su misteriosa belleza, mientras las ninfas la esperan.

Divagando una vez mas

        L o visible se hace invisible las verdades ocultas, distinguibles, los secretos, nos seducen. U n mundo físico se va dibujando con palabras inimaginables. Recónditas limitaciones humanas, entre ellas las del lenguaje. P alabras que nunca alcanzan a complejos personajes. Sombras misteriosas buscan pensamientos que divagan. Y o siempre inescrutable me sigo perdiendo sin encontrarme.

Fantasmas de nieve

F antasmas de nieve en los cristales el dolor de un secreto callado, se desliza silenciosamente por esas cuatro paredes un perderse y no atreverse un aroma a fracaso por toda la estancia se percibe. L os recuerdos salen de debajo de la cama recostada en el sillón espero en mi vida es habitual, costumbre un cigarro tiembla entre mis dedos su humo sube y sube… T an solo el péndulo del reloj se mueve con un tic tac repetitivo en el espejo hay un rostro, el rostro de alguien que ha envejecido, sus facciones me son familiares. L a ceniza cae en silencio dejando sobre el suelo un cerco. L os fantasmas de los cristales han ido desapareciendo el sol ya ha salido y yo aún aquí espero a que tú asomes de nuevo. D edicado a mi querido Ignacio mas conocido como © Igna

Con arcilla de la tierra de mis sueños

C on arcilla de la tierra de mis sueños tu cuerpo y rostro moldeo, junto con ésos cálidos brazos que rodearan mi cuerpo. M e siento Dios en ésos instantes al crearte en mis adentros, entre una suave sonrisa, mí cuerpo comienza un sutil balanceó, mientras me voy perdiendo en la calidez de tú piel de arcilla, esculpo una a una miles de caricias y cincelo sobre ti miles de besos. T e despierto con mis sentidos. Tus manos curiosas van en busca mis pechos, brotando entre tus dedos, perdiéndose dentro de tu boca. M ientras agitada de deseo, sigo ese mismo balanceó, fusionándose la arcilla de nuestras pieles en ese acalorado acoplamiento de cuerpo contra cuerpo, hasta derramarnos por dentro y por fuera la humedad de nuestros sexos. E ntre gemidos nos dejaremos transportar a un interminable éxtasis como único universo, con el que llegará el fin de ese apasionado balanceo. C on la arcilla de la tierra de mis sueños seré Dios por unos momentos.

No te miento mi amor

No. No te miento mi amor. No te mienten mis “te quiero” al deslizar mis manos y mis labios sobre tu cansado cuerpo. No te mienten mis “te quiero” al trazar con mí lengua los camino en curvas sobre todo tu ser. No te mienten mis “te quiero” convertidos en sorprendentes sensaciones que te sacan de ese infierno al que la vida te somete. Deseo darte más de lo que ya esperas. Deseo que reposes entre mis pechos entre muslos agitados, temblorosos. Deseo entrar más en ti, un poco más en cada instante, un poco más mientras mi calor te ata a mí, un poco más mientras te disfruto, un poco más mientras me disfrutas. Saboreando esa sinfonía de gemidos, esos jadeos acorde con el momento. Créeme cuando te digo “te quiero” mientras tú me dices que no puedes más mientras te desbordas de placer. Mis caderas siguen ese acompasado balanceo. y de tus labios surge un “no pares” surgiendo de esa copula el placer más inmenso. No. No te miento mi amor. No te mienten mis “te quiero” A d@v

Palpame

       Palpa esta mi silenciosa piel ella aun guarda cada uno de tus besos de el deambular de tus dedos . toda mi epidermis huele a ese tiempo remembranzas de un pasado ese que me intento robar el tiempo y yo me he negado. palpa este cabello que fue crepúsculos entre tus manos , una catarata de fuego, un escondite para las estrellas. bordea con tu dedo la comisura de mis labios, en ese corto trayecto aun se encuentran sabores para mi no tan lejanos. En mi cuerpo aún hoy se esconden aquellos senderos que abrirían tus diestras manos, llevándote hasta ese lugar hoy por ti olvidado, que fue tu refugió y amparo en ese comienzo del final que temías, lugar donde derramar tu furia he impotencia convertida en ese líquido por mí deseado que humedecería mis estériles entrañas y que aún resuman tus caricias, tus besos, tus palabras…. Palpa todo esto Y sentirás en tus manos como aún respiras.

Déjame

Deja que mí lengua recorra tu piel desnuda arrastrando con ella tus preocupaciones. Déjame que te sorprenda cuando menos te lo esperes, convirtiéndome en todas las mujeres. Déjame que con mí boca y mis manos siembre sobre ti el placer de renacerse . Déjame sentir como te retuerces, sin que puedas mirar atrás … Déjame escuchar tus gemidos bailando con los míos mientras sabes que soy yo la que te arrastro hasta ésta embriaguez sazonada de locura.

Acompáñame lluvia abajo

Acompáñame lluvia abajo en una tarde de matices serenos, donde entienda tu adiós. Pasaran los meses… Y también los años… Las noches se deshojaran en una armonía cruel inundándome de tu recuerdo, única compañía. Tu nombre pronunciaremos hasta que ni una lagrima llueva. El otoño me ira declinando, secándose mi memoria. La ausencia de tu corazón hará que invente un camino, que me hable de tu olvido. Y el invierno entonces habrá llegado

Recuerdos de un ayer que no se ha ido

Mis juegos las olas, mis sueños el mar, mi vida un tren que no se detiene, mi boca la que te ofrece una sonrisa en tus labios. Respire el oxigeno de tu fuente bebí el agua de tu manantial, y las olas me han traído los recuerdos de un ayer que no se ha ido. He soñado que escribía, te he visto confuso, pero estabas ahí …Que alegría

Ven

Ven, bebe de mi sexo como insecto el rocío. Aquí me tienes tendida, abierta como la palma de mi mano. Triste y rendida yaciendo sobre esta soledad hasta la que me he ido arrastrado. De pie contra la pared tú lloras y yo callo. Te deseo, proclamo escondida tras ese silencio que se oculta tras mis ojos. La mujer que aun queda en mí abre su cuerpo, dándote paso. Ya no sé si eres tu quien entra en mi o soy yo la que te invado.

Una de mis abtracciones

S obre un cielo cargado de nubes, una mujer de jugosos labios descansa sin más ropa que su piel nacarada, cuerpo de llanuras y montañas. Está mirando el alejado horizonte que se esconde tras el mar y sus aguas, aguas sobre las que cabalgan blancos caballos con alas, o tal vez sean unicornios de cristal a los que les han brotado alas. Una balada silenciosa se escucha no se pronuncian palabras. Sólo son un cúmulo de imágenes que hay que saber desentrañarlas. Tal vez no haya que darle más vueltas, sólo hay que ver unos inmensos labios sobre un cielo azul, cargado de nubes blancas. Una mujer completamente desnuda dándonos a todos la espalda mientras mira a esos unicornios cabalgar sobre las palabras calladas.

Con un lenguaje cifrado

Más desnuda que nunca hoy me has reencontrado, arrastrando tras de mí esa adolescencia perpetua, en una vehemente madurez que a veces sin desearlo me arrastra a caer en una sensación de rendición, tras cosechar tantas noches eternas y de recibir ternuras estériles. Otras veces en cambio, entre tus cálidos brazos me acuna en esa especie de elucubración, que sitúa este mundo boca abajo. Disponiéndome a entretejer contigo ésta otra realidad abstracta repleta de irreprimible exaltación, esa que dicen, que tan sólo sufren los eternos adolescentes al sumergirse en una incontrolable marea, que sólo puede describirse por el lenguaje cifrado de nuestros cuerpos. A d@v