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EL HOMBRE DE LOS JUEVES


abizbajo, ensimismado, casi escondido, pasando desapercibido, llegaba todos los jueves a aquel lugar desolado.
Se sentaba en un banco, y miraba hacia las tumbas sin fijarse en ninguna, pero sabiendo donde estaba aquel recuerdo
 que guardaba el tesoro secreto.
En sus manos, ninguna flor, sólo llevaba el dolor que su mirada reflejaba.
A veces una mueca denotaba una sonrisa como si con alguien hablara, y una dulce compañía su soledad compartía
dejándole un poco de paz.
Todos los jueves llegaba cerca del mediodía, y cuando atardecía, emprendía el regreso
solitario .. pensativo habiendo cumplido lo que mantenía en secreto.
Algún juramento había hecho "seguiremos juntos los jueves" como aquellos encuentros furtivos que tuvo con su amada
y aún sigue manteniendo en la tierra del silencio.


_Maria Isabel Bozzi _



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