Uno no quería contar con nadie, y Uno no entendía por qué era impar si antes de él había alguien. Uno no quería contar con nadie, y Uno sentía que después de él estaba el infinito. Y a Uno lo sempiterno le daba miedo, así que Uno, muerto de pavor, se fijó en Cero. Y cuando Uno vio a Cero, pensó que cero era el número más bonito que había visto y que, aun viniendo antes que él, era entero. Uno pensó que en Cero había encontrado el amor verdadero, que en Cero había encontrado a su par, así que decidió ser sincero con Cero y decirle que aunque era un cero a la izquierda, sería el cero que le daría valor y sentido a su vida. Eso de ser el primero ya no le iba, así que debió hacer una gran bienvenida. Juntos eran pura alegría y se completaban. Uno tenía cero tolerancia al alcohol, pero con Cero se podía tomar una cerveza cero por su aniversario, aunque para eso tuviesen que inventarse una fecha cero en el calendario. Cero era al...