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Mostrando entradas de abril, 2020

Ayer me mataron

Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muera desangrada. Cual desperdicio me metieron a una bolsa de polietileno negro, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron. Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después. Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de puta que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida. No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mi, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse. ¿Qué ropa tenías? ¿Por qué andabas sola? ¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía? Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas? Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andábamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas. Y solo muerta entend...

Nos quisisteis tanto que nos hicisteis débiles.

Reservasteis para vosotros los malos tragos, las maletas de cartón, las medias suelas en los zapatos. Aguantasteis guerras y posguerras, el hambre en pucheros de miseria, los piojos, los sabañones, el miedo pegado a la mirilla, las casas llenas de fotos tristes. Vestisteis un luto tras otro, la mirada baja, las manos heladas. Subisteis a trenes negrísimos, kilómetros en vagón de tercera, vendimias, fábricas inmensas, lluvias que enlazaban con más lluvia, inviernos que duraban todo el año. Y todo eso fue para sobrevivir y dar la entrada de un piso, para regalarnos una cuna con colchón de lana, un cubierto con nuestras iniciales, un pupitre en la escuela, unos patines, una tarta de cumpleaños, un juguete -o dos- de los Reyes Magos, una quincena en la playa. Y todo eso fue para que nosotros tuviéramos un paquete de pipas, unas botas de agua, una canción dedicada en la radio. Nos mimasteis como ni vosotros mismos sabíais que podíais amar. Nos llenasteis el bolsillo con propinas de cinco du...

LA IMAGEN EQUIVOCADA

josé-chávez-morado-cristo,-la-pasión-de-los-pobres ¿De qué quiere usted la imagen? - Preguntó el imaginero- Tenemos santos de pino, Hay imágenes de yeso. Mire este Cristo yacente, madera de puro cedro. Depende de quién la encarga: una familia, o un templo, o si el único objetivo es ponerla en un museo - Déjeme, pues, que le explique lo que de verdad deseo: Yo necesito una imagen del Jesús el galileo que refleje su fracaso intentando un mundo nuevo, que conmueva las conciencias y cambie los pensamientos. Yo no la quiero encerrada en iglesias ni conventos, ni en casa de una familia para presidir sus rezos. No es para llevarla en andas cargada por costaleros. Yo quiero una imagen viva de un Jesús hombre, sufriendo que ilumine a quien la mire el corazón y el cerebro, que den ganas de bajarlo de su cruz y del tormento, y quien contemple esa imagen no quede mirando un muerto ni que con ojos de artista solo contemple un objeto ante el que exclame admirado: “¡qué torturado más bello!” -Perdóne...