ui una niña la que sin saber el motivo, cambió juegos por lloros. El dolor suele tener diversas formas de manifestarse en la vida de cualquier ser humano. Caminé durante demasiados años de la mano de otros, que temían que pudiera romperme dado a esa fragilidad con la que me invistieron. Tal vez por eso aprendí a caminar por mí misma a dar esos primeros, a sufrir mis primeras caídas cuando mi juventud había pasado. Todo en mi vida llevó un enorme retraso, motivo quizás para que siguiera creyendo en esas “cosas” que otras personas habían dejado atrás en no se sabe que parte de sus vidas. Me aferré a ser lo que se me tenía prohibido sin prohibírmelo. La adolescencia se me había ido impregnando de desilusiones y más llanto. Ese querer y no poder, puede convertirse en algo demasiado amargo. Mi cuerpo no me permitía que me alejase del dolor físico y moral. “Vivir” se llegaría a transformar en un sobrevivir ceniciento. Fui y temo que sigo siendo "in...