uenas noches cariño, vengo a pedirte, que por favor me refugies entre tus brazos, que me aprietes con fuerza. No, no te inquietes, no me ocurre nada, que no me haya pasado otras veces. No, no digas nada, tan sólo déjame quedarme entre tus brazos, es lo único que deseo en éstos momentos. ¿Escuchas esa canción? si, es aquella que tanto nos gustaba de Aúte, yo la desconocía, como tantas otras cosas. La escuchamos en un tiempo en el que lo real se convertiría en irreal o tal vez fuera al revés, no lo sé. Cuántas veces nos poníamos de acuerdo para darle al play y escucharla los dos a la vez, como si no hubiera distancia alguna entre nosotros. Parecía todo tan fácil, tan abstracto y por ello tan maravilloso, el podernos escapar a un lugar así como este, tan seductor para gente como tu y yo, que sufríamos situaciones, momentos y eternidades similares… Ese era el lugar , el refugio donde poder escaparnos en momentos oscuros. Yo sé que allí, allí donde tu dices, vuelan las alas ...