Ligero como el viento volando entre nubes altas mirando desde lo alto, tus pensamientos de plata (de plata fueron es cierto) pero hubo que cambiarlos; eran demasiado claros. Pensamientos así solo pueden estar en el centro de uno mismo o en el eje de los dos. Los cambié por sentimientos del color de la amargura, al enterarme que fuiste un soplo de agua impura; saboreaste conmigo el amor, las ataduras, bajo la luz de la luna. Cerré los ojos y vi el sabor de la locura, cuando supe que tus labios besaban bocas impuras, cambié el brillo de mis ojos; desde entonces lloro pura al acordarme de ti pensando en noches futuras, ligera como la siembra: recuerdo, tus sentimientos y me marcho con la brisa al llegar la primavera, pensando que fuiste mío… Yo me quedé con las penas, y con la luz de la luna, lágrimas caen a la sombra, de alguna primavera. © Igna y Ana d@v